La meritocracia y la educación en el Perú

Julio 5, 2023

ARTÍCULO DE OPINIÓN. Rodolfo Mendoza (29/06/2023)

La semana pasada el Congreso de la República aprobó una ley para que los profesores que hayan tenido contrato de trabajo por 3 años, pasen automáticamente a ser considerados como docentes nombrados en la Carrera Pública Magisterial. Ello no es necesariamente inadecuado, pero sí cuando elude la meritocracia y cuando tampoco tiene en consideración, lo que ello significa en términos del presupuesto público.

Las razones para esta decisión pueden tener múltiples explicaciones, desde considerarse como reconocimiento y justicia por el cumplimiento de derechos laborales, hasta las que tienen que ver con acomodos políticos partidarios, o clientelistas, o simplemente oportunistas.

Entonces la reflexión inmediata es, qué tan beneficiosa puede ser esta medida para los alumnos, los estudiantes de la escuela pública, que son finalmente los receptores de los servicios educativos y los perceptores directos del derecho a la educación, y de una educación de calidad.

Antes de responder la cuestión, veamos algunas consideraciones previas. Sabemos que América Latina y el Caribe es una de las regiones más desiguales del planeta[1]. Perú, no escapa de esta ominosa realidad. Más aún, cuando se habla que nuestro país tiene una de las economías más sólidas de la región, de las de mayor crecimiento en las últimas décadas y de las mejores performances frente a las crisis económicas. 

Según un reciente estudio sobre desigualdades en la región[2], las desigualdades tienen diversas fuentes. Algunas son consideradas como “aceptables”[3] y otras como “inaceptables”, que se asocian a la inequidad y la injusticia social, porque se origina en la desigualdad de oportunidades, en situaciones de discriminación o privilegio, o en mecanismos de corrupción, que hacen que ciertos grupos enfrenten, incluso desde antes del nacimiento y a lo largo de toda su vida, muchas barreras para su desarrollo individual, mientras que otros resultan sistemáticamente beneficiados[4]. Las desventajas sistemáticas de los desfavorecidos implican escasas posibilidades de progreso social y es acá donde se asocia la desigualdad con la idea de inmovilidad intergeneracional, debido a la falta de oportunidades.

La educación en el Perú es una fuente fundamental para la movilidad intergeneracional, especialmente para las niñas, niños y adolescentes más excluidos y segregados. La educación constituye un pilar básico en la formación del capital humano, conjuntamente con el estado de salud y el desarrollo de habilidades cognitivas y socioemocionales. En este sentido, resulta crucial el rol de la escuela pública, así como el entorno local donde se desenvuelven.

La educación pública en todos sus niveles, dependiendo de ciertas características con que opera en el país, puede ser un factor desencadenante de la movilidad intergeneracional. Para ello, requiere contar con niveles mínimos de calidad que evidencien los logros y objetivos del aprendizaje de los educandos[5]. En el estudio de la CAF aludido anteriormente, se muestra la desigualdad de oportunidades en calidad educativa en los países de América Latina que el Perú está por debajo del promedio regional, especialmente desde el año 2015.

Entonces la calidad educativa es fundamental para dar el salto para salir de la pobreza y la desigualdad, y ofrecer mayores y mejores oportunidades de progreso. Por ello “es común observar que los padres aventajados pagan más por enviar a sus hijos a escuelas que ofrecen un conjunto de servicios educativos de mayor calidad o más diversos, mientras que los padres más pobres usualmente no pueden elegir más allá de la opción pública que queda cerca de donde viven”[6].

¿La ley aprobada en el Congreso de la República coadyuva a la calidad educativa? ¿Es suficiente contar con 3 años de contrato para ser parte de la docencia dentro de la Carrera Pública Magisterial? Todo parece indicar que no. Los resultados de las mediciones de aprendizaje evidencian que todavía hay mucho por hacer para elevar la calidad de la enseñanza, porque los alumnos no aprenden lo suficiente, aun cuando puedan estar afectados por otros factores, como la falta de infraestructura, carencias de bienes y equipos, o por problemas relacionados con la salud y nutrición, entre otros.

Los argumentos contra esta ley se basan en la exigencia de mejora constante en la preparación de los profesores y de la medición de estas mejoras a través de evaluaciones pertinentes. Los profesores más preparados y más calificados, son los que deberían engrosar las planas docentes del país para continuar disminuyendo los retrasos en los logros del aprendizaje.

Otro argumento en contra de la ley es el reflejo de su aplicación en el presupuesto público, que como se sabe, el Sector Educación es el que cuenta con las mayores asignaciones presupuestales, respecto a todos los otros sectores de la Administración Pública. Incrementar su magnitud, aún cuando no llega al 6% del PIB como lo dice la ley, todavía está lejos de los objetivos de la política pública educativa.

Como siempre, las niñas, los niños y los adolescentes, ajenos a esta problemática, serán los principales afectados de mantenerse la ley aprobada. De darse la norma, tendrán al frente, en sus aulas, maestros que probablemente no tengan las capacidades que se requieren y que harán muy poco para revertir las desigualdades intergeneracionales que los afectan como una endemia, y con ello, se mantendrán las desigualdades socioeconómicas que hace tan dividido y con tan poca unidad nuestro país.


[1] Esta afirmación se verifica a través de la revisión del Coeficiente de Gini, que mide la desigualdad de los ingresos. En los últimos 20 años, la región ha estado bordeando el 0.5% de este Coeficiente.

[2] Corporación Andina de Fomento (CAF), Reporte de Economía y Desarrollo: “Desigualdades heredadas, el rol de las habilidades, el empleo y la riqueza en las oportunidades de las nuevas generaciones. Resumen Ejecutivo”. Colombia 2022.

[3] Son las que están relacionadas con las diferencias de bienestar que surgen de distintos niveles de esfuerzo y está menos reñida con la equidad social.

[4] Op. Cit. Página 5.

[5] Las pruebas PISA que miden logros de aprendizaje en diferentes países de la región y el mundo, son bastante desfavorables en el Perú. El Perú está por debajo del Promedio regional en las pruebas PISA realizadas desde el año 2003.

[6] Corporación Andina de Fomento (CAF), Reporte de Economía y Desarrollo: “Desigualdades heredadas, el rol de las habilidades, el empleo y la riqueza en las oportunidades de las nuevas generaciones. Resumen Ejecutivo”. Colombia 2022. Página 28.